“Y una vez en su interior,
El perfume iba directamente al corazón
Y allí decidía de modo categórico entre inclinación y desprecio,
Aversión y atracción,
Amor y odio”.
Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres.
"No soy ni seré nunca una gota de perfume,
Pero puedo recorrer tu cuerpo desde la parte superior hasta la inferior y dejarte olor a mí, Tampoco puedo regalarte el cielo, ni el sol, ni las estrellas, pero con mi amor puedo hacerte llegar hasta el cielo,
Darte tanto calor que sientas que estas bajo el sol y en ese éxtasis hacer que veas las estrellas".
Jean-Baptiste
Grenouille (Ben Whishaw) nació en mitad del hedor de los restos de pescado de
un mercado y fue abandonado por su madre en la basura. La autoridad se hizo
cargo del bebé y sentenció a su madre a la horca. El chico creció en el
ambiente hostil de un hospicio, nadie le quería e incluso sus compañeros
intentaron asesinarle. Había algo que le hacía diferente: no tenía olor. Sin
embargo, Jean-Baptiste poseía un olfato excepcional
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